Los tiburones son reguladores tróficos insustituibles que mantienen el equilibrio de los ecosistemas marinos.
Como depredadores ápice o mesodepredadores, los tiburones amortiguan explosiones de presas y evitan cascadas tróficas que degradan hábitats. En regiones donde sus poblaciones han caído hasta 70–90% por sobrepesca, se han documentado aumentos de rayas y desplomes de mariscos y pastos marinos, con pérdidas pesqueras asociadas. Restablecer y proteger tiburones estabiliza arrecifes y praderas marinas, mejorando productividad y resiliencia ante el cambio climático. Son un seguro ecológico de alto impacto y coste relativamente bajo frente a restauraciones posteriores.
La “ingeniería” evolutiva del tiburón —más de 400 millones de años y 500+ especies— entrega un rendimiento depredador excepcional.
Con un linaje que antecede a los árboles y una diversidad de más de 500 especies, los tiburones encarnan soluciones probadas por el tiempo a los retos del océano. Sus ampollas de Lorenzini detectan señales eléctricas ínfimas, sus dientes se reemplazan continuamente y su piel con dentículos reduce la fricción, inspirando tecnologías biomiméticas. Esta combinación de sensórica y morfología se traduce en caza eficiente y supervivencia en ambientes muy distintos. No es casualidad: es rendimiento refinado durante eras geológicas.
La versatilidad ecológica del tiburón conecta hábitats y sostiene redes tróficas desde los trópicos hasta latitudes frías.
Ocupan arrecifes, plataformas costeras, mar abierto y zonas profundas, mostrando una plasticidad única. Muchas especies emprenden migraciones de miles de kilómetros con fidelidad a rutas y áreas de cría, enlazando ecosistemas distantes. Sus estrategias reproductivas —ovíparas, vivíparas, ovovivíparas, e incluso casos de partenogénesis— maximizan el éxito en nichos variados. Esa capacidad de adaptación los convierte en piezas de ensamblaje del océano.
Convivimos con tiburones de forma segura y su presencia viva impulsa economías a través del ecoturismo.
Para las personas, el riesgo real es muy bajo: los incidentes no provocados suman menos de 100 al año a nivel global y las muertes son un puñado. En cambio, su conservación genera valor: en Palaos, el ecoturismo de tiburones aporta ~18 millones de USD anuales y cada tiburón arrecifal puede generar ~1,9 millones de USD a lo largo de su vida. Destinos como Bahamas, México o Sudáfrica muestran que proteger tiburones impulsa empleo y educación ambiental. Defender a los tiburones es apostar por océanos sanos y comunidades costeras prósperas.